Se esperaba algo así. Desde el momento que apareció la
señora Vilcatoma como integrante del grupo de Fujimori en la última campaña
electoral en el Perú, ya era de esperarse algún tipo de protagonismo. Sus expresiones
favoritas eran luchar contra la corrupción. Sin embargo, se había integrado a
un grupo de personas que sabían y actuaban muy bien sobre eso. Como dice
Alberto Adrianzén: “Es una oportunista política”. Realmente sacó partido a su
oportunismo. Por más que intente argumentar sobre su inicial perspectiva de
luchar contra la corrupción, en la práctica buscó acomodarse en el congreso,
mostrándose con Fujimori, para luego conseguirlo y ser elegida. Fue su
victoria, no importando con la clase de gente que se juntaba.
De la Puente también afirma que “no es un ejemplo de la
nueva política ética”. Es por eso que ningún partido la quiere. Además, su
posición y protagonismo con los miembros del grupo de Fujimori, la hace muy
poco conocedora de lo que puede ser la actividad partidaria, y cómo manejar políticamente
esas situaciones. Evidente no es un ejemplo, considerando como ya lo han dicho
otros, que buscaba cualquier organización partidaria para postular en una
plancha congresal y lo consiguió. Seguro que hacia adelante, hacia los próximos
días y meses, quizá tengamos alguna noticia más de ella. ¿Se unirá finalmente
al grupo de Acción Popular? ¿Es un nuevo acomodo político? Ya lo veremos.