Un baile tampoco. Llenos de algarabía avanzaban por el
camino a distinto paso. El vocerío de los partidarios y la música costumbrista
al son de los tambores que acompañaba al candidato se escuchaba en toda la
redonda.
Se muestran con la mejor sonrisa al viento como si fuera
seleccionada en un ensayo de marketing. Llevan la mejor vestimenta típica, colorida
y bien cuidada, mostrando también los casi perfectos atuendos. Saludan con los
brazos abiertos, enseñando las palmas mientras la mueven regularmente al compás
de sus movimientos bien estudiados. No olvidan el sombrero adornado con muchas
cintas brillantes y resplandecientes, con flores y con broches dorados. Los
candidatos llevan sombreros de los diferentes lugares que visitan. ¿Realmente
están con la realidad de esos lugares? ¿Es solo una demostración para ganar
votos? ¿Se impone la farsa como política?
La mayoría son ajenos a la realidad. Quizá por el proceso
sus estrategias se orientan a ganar los diferentes segmentos poblacionales del
Perú profundo. ¿La mentira artificiosamente disfrazada? ¿La sonrisa y sus
movimientos son estudiados? ¿Creen que representan al pueblo usando un traje
típico y un sombrero? ¿Creen que la población no se da cuenta de sus
intenciones? ¿Exhibicionismo?
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