Los estimados de crecimiento para este fin
de año 2016 se mantienen alrededor del 4%, incluso encima del promedio mundial.
Naturalmente la perspectiva es optimista, considerando el nuevo gobierno y las
proyecciones del crecimiento promedio del PBI mundial cercano al 3.1%, según
reporte del Banco Central de Reserva del Perú.
Las expectativas son ligeramente mayores para
el 2017, con un estimado alrededor de un 4.5%, mientras que la economía mundial
debe tender una tasa de 3.6%.
El aumento de la formalización de los
agentes económicos vinculados a diversos sectores productivos y de servicios es
prioridad en este proceso. En ese sentido, la propuesta de bajar la tasa del
impuesto general a las ventas, IGV, de 18 a 17 %, estaría dándose desde enero
del próximo año 2017. Sin embargo, es preciso estar seguro de la respuesta que
tendrá la economía. Eso es muy importante.
Se espera que disminuyendo los impuestos
generen un aumento de los agentes inversionistas para que entren a ser parte
del sector formal de la economía. Así y todo, considerando las particularidades
de nuestros sectores económicos productivos, unido a los estimados del déficit
fiscal, no es prudente bajar la tasa a 17%, sin saber realmente si tendrá el
efecto sustancial en la demanda interna.
El déficit fiscal (la diferencia entre los
ingresos y gastos del gobierno) para el presente año 2016 podría mantenerse
cercano a un rango entre 3.5 y 4% del producto bruto interno según los reportes.
Un año más de déficit que no le hace bien a la economía, tomando en cuenta que
en los últimos dos años ya estábamos en una situación deficitaria.
De no existir la seguridad de aumento en
la formalización, definitivamente no es posible considerar esa opción. Necesitamos
impulsar y dinamizar la economía. Puede ser factible incidir en el aumento del
gasto público vía obra pública relevante, que sí sería y traería un mejor
efecto multiplicador, moviendo también la demanda doméstica y aumentando el
empleo.
Hallar los mejores resultados a determinadas
propuestas económicas es fundamental. Eso nos garantiza mantener la estabilidad
macroeconómica, donde el objetivo no solo sea coyuntural, sino más bien, buscar
el crecimiento potencial de la economía.
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