“Cuando vengo a este pequeño
restaurant me siento optimista y estoy acompañado con todas las personas que esperan
también por el menú del almuerzo. A pesar que hay unas siete mesas, realmente
no es muy grande el establecimiento. Así, nos encontrarnos comiendo
simultáneamente unas seis personas alrededor de una mesa, dando la impresión
que se junta con las otras que están muy cerca. Eso nos une y nos hermana. Puedo
conversar con ellos mientras nos sirven y eso nos anima. Cuando estoy solo en
mi habitación me siento deprimido. Alguna vez intenté matarme e imaginaba cuál
podría ser la mejor forma para hacerlo. Tuve que ir al hospital y luego de ver
al psicólogo naturalmente desistí de esa idea, poniendo más atención en las
cosas que tenía que vender”
“Claro, no todas las personas
pueden comprar lo que estoy vendiendo, quizá por el precio. Tengo unas carteras
para dama y su precio es de treinta soles. Las ofrezco y a veces tengo suerte
en venderlas poco a poco. Me ayudo también vendiendo unos ponches que prepara
un amigo. Solo cuestan 0.50 centavos de sol, casi nada. Mi amigo los prepara
batiendo unos huevos y agregando otros ingredientes. Después, me los da en unos
vasos descartables para venderlos. Así me ayudo”
“Me doy cuenta que aquí se
esmeran en preparar un menú variado y es muy económico. Solo 3 soles. ¿Qué le
parece? Es solamente 3 soles. Evidente, no hay precios como este y todavía así
hay varios platos para escoger. Unos camotes arrebozados, pescado frito,
costillar frito, frejolada, todo eso acompañado con su caldo blanco y un vaso
de refresco. Hay hasta ofertas que consiste en pagar 1 sol más y tendrás en tu
plato normal algo más para comer. Por eso vengo aquí con frecuencia porque
conversar es muy bueno. Me da más vida. No tengo a nadie más”
Luego de escucharlo y de
compartir un plato en la misma mesa, me di cuenta que en ese lugar se vivía
algo especial. Todas las personas vivían con esperanza. Hombres, mujeres y
niños se miraban mutuamente. Compartí sus miradas y la sonrisa de sus
expresiones. Realmente todo eso me fue llenando de más vida y comprendí que
tenía que volver de nuevo porque en ese lugar se sentía la vida.