11 de junio de 2017

¡LA LECHE ES TODO UN CUENTO!


Con razón el mercado se llenaba de muchos productos. De alguna manera nos hemos sentido partícipes de los cambios que nos mostraba el consumo. La aparición de nuevos productos tecnológicos nos llenaba en cierta forma de satisfacción y concurríamos sin pensarlo muchas veces a comprarlos en las tiendas y nuevos malls que se construían. Unido a todo eso, las famosas tarjetas de crédito promocionadas por los mismos consorcios empresariales y con elevados intereses y penalidades posteriores, nos acercaba al mercado de consumo. La mayoría aceptábamos que nos cobren de todo con tal de tener la tarjeta de plástico en nuestros bolsillos. Así, paulatinamente fueron aumentando las nuevas comisiones y demás pagos que a veces parecían curiosidades como el pago adicional por saber tu saldo de crédito, haciendo aumentar el monto de cancelación. ¡Tenían buena leche! No había lugar a reclamo. La empresa siempre tenía la razón. Y así no la tuvieran o estuvieran equivocados, siempre encontraban una forma o razón para que tú seas el culpable de su inoperancia. Al final terminábamos pagando. Muy pocos se armaban de valor y las devolvían, evitando en todo momento contraer nuevos compromisos financieros donde siempre salía ganando la empresa.

Luego vino la leche. A unos cuantos productos lácteos que se comercializaban en los mercados, se fueron sumando infinidad de ellos con el nombre de leche y casi parecidos, aunque a estas alturas, no estamos seguros si realmente era todo eso que nos hacían creer. Sin darnos cuenta, veíamos como aparecían nuevos nombres con sus etiquetas llamativas y con increíbles colores. Claro, también la tecnología contribuía en todo eso. Así, a Ideal “cremosita”, se sumó “amanecer” y “light”, siendo de la misma empresa. De Laive, aparecieron “entera”, “light” y “sin lactosa”; luego, “bolsitarro” que según la Asociación de Defensa del Consumidor en el Perú es lo único que es leche y todo lo demás es grasa, algunos ingredientes químicos, agua, preservantes, saborizantes y algo más. ¿Hay que creer en la asociación?

De Gloria, se sumaron bonlé “entera”, “sin lactosa” y seguro otros más, con publicidad engañosa y luciendo bonitas vaquitas en sus presentaciones. Según la misma asociación, todo esto es grasa, con adiciones de ingredientes de todo tipo, preservantes y más que hacen que el producto al final sea agua con saborizantes y químicos. La empresa Gloria “dice” que sus productos “light”, “súper light”, etiqueta “azul” y otros últimos para niños tienen un 60% de leche. ¿Hay que seguir creyendo en lo que “dicen”? Obviamente ya sabemos que “pura vida” no es leche, y solo es también grasa y otros ingredientes. Sumado a las denuncias en Panamá y el cese de las importaciones que estaba haciendo Bolivia, seguro entre otros.


Hay otros productos como “reina del campo”, “leche sur”, que al igual que “pura vida” es grasa más otros ingredientes. Algo debe ser pero no es leche. Naturalmente siempre hacen uso de publicidad engañosa. ¿Quién estaba ganando en todo esto? ¿Desde cuándo nos engañaban mientras se llenaban de dinero las empresas? ¿Qué dice el estado? ¿Cómo queda el estado y a quien defiende realmente? ¿Cómo quedamos como consumidores? Interrogantes que esperamos tengan respuestas claras. 

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