Es lamentable aunque ya no nos
sorprende. Llegó el Santo Padre y luego de su partida empieza a ser público los
nexos más estrechos entre la constructora corrupta Odebrecht y el señor Pedro
Kuczynski. Frente a todo ello, resulta increíble recordar cuando nos decía
personalmente, en mensajes a la nación y usando las redes sociales que nada
tenía que ver con la corrupción, que no sabía sobre Odebrecht y que nunca
prestó asesoría ni tuvo vínculo alguno, y menos hizo contacto con directivos de
esa compañía.
Ahora, resulta que Pedro
Kuczynski sí tuvo vínculos con la corrupta Odebrecht a través de su empresa
Westfield Capital, siendo ministro del entonces corrupto Toledo, ofreciendo
asesoría financiera y recibiendo mucho dinero por eso. Usó su posición en la
función pública para favorecerse personalmente, poniendo en práctica el ser lobista
a la que está acostumbrado. Tuvo reuniones al menos en cinco oportunidades con Jorge
Barata, ex director de Odebrecht, prestando sus oficios para favorecer a la empresa
privada en perjuicio de los peruanos y del estado.
Kuczynski ha caído en mentiras
permanentes, demostrando su falta de ética para seguir en el gobierno. No tiene
una visión política para resolver los problemas nacionales. Hay incapacidad
moral. Ese ha sido su comportamiento durante muchos años. Haciéndonos creer que
no sabe nada, y solo buscaba favorecerse.
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