Hasta el diez de febrero se
deben definir quienes serán los candidatos al congreso de la república. A pocos
días, todavía persiste la pugna para integrar una lista, entre sorpresas,
decisiones a dedo y oportunismo político.
Hay que señalar que cuando
se conformaron las planchas presidenciales, se obviaron algunos principios
éticos. Apareciendo candidatos en organizaciones que antes jamás hubieran
podido pensar.
Algo muy parecido sucede con
los candidatos por Arequipa. Los actuales parlamentarios manejan la posibilidad
de ser elegidos nuevamente. En la última Conferencia Anual de Ejecutivos
(CADE), uno de ellos fue visto acompañando a César Acuña. Ahora es candidato
por Alianza para el Progreso, así haya sido elegido en una pasada elección por
la lista de Toledo.(Caso Falconí).
En la misma lista de Alianza
para el Progreso coinciden otros candidatos que en otros tiempos manejaron una posición
de izquierda. Ahora dicen que pertenecen a Tradición y Futuro, organización
principalmente más de coyuntura electoral que de otra cosa.
Algo muy especial sucede con
el Frente Amplio de Verónika Mendoza. Sus candidatos han militado en el partido
nacionalista del actual gobierno, conformando varias fracciones de la
organización por mucho tiempo. Ahora se creen los abanderados del nuevo frente.
Hasta un actual congresista que fue elegido por el nacionalismo, ahora quiere
ser uno de los candidatos del frente. ¿Cómo terminaron como integrantes del
Frente Amplio? ¿El comité nacional sabe sobre esta situación? (Caso Apaza y
otros conformantes de la lista).
El cambio de partido de una
candidata, pasando del Partido Popular Cristiano a las filas de Fujimorismo sin
ningún miramiento, con el propósito de ocupar todavía el primer lugar, la
convierte en la expresión del transfuguismo político. Desde Lima se decidieron
los candidatos y es probable que hasta Fujimori haya direccionado tal posición.
(Caso Aramayo).
Claros ejemplos de
comportamiento que responde al oportunismo político. La moral va quedando de
lado. Ya no hay una expresión verdadera de lo que se dice como justicia social.
La ética partidaria no existe. Va predominando el interés con el único objetivo
de sacar ventaja, aparecer en la noticia, demostrando oportunismo y falta de
integridad.
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