La visita de la candidata
Fujimori a la ciudad de Arequipa en el Perú, 11 de febrero 2016, muestra la
prepotencia y agresión contra la prensa y contra un conjunto de personas que se
manifestaban oponiéndose a la candidatura.
Personero,
congresista, entre otros, se enfrentaron agrediendo y llamándolos de terroristas
a los arequipeños. “Terrorismo nunca más…conozcan a esta gente, es de Sendero
Luminoso”.
Lamentablemente lejos de
hacer una autocrítica, amenazan y dicen que responderán con la “fuerza y los
golpes”. Es una muestra del procedimiento al que están acostumbrados, usando
todas las instancias del poder.
Veamos un extracto
del caso real de la señora Isabel Huamancusi de Cueto, donde uno de sus hijos de 15 años fue víctima de la violencia
cuando gobernaba Fujimori, padre de la candidata. El 19 de setiembre de 1990 su
hijo fue asesinado. Su testimonio:
“Mi
esposo, mis hijos y yo vivíamos tranquilos, sin pensar en la violencia. Mi
esposo trabajaba en la universidad (como guardián)… Yo vivía en Belén, al
frente de una escuela, en la ciudad de Ayacucho…Mi casa estaba cercada con
piedras, no tenía una puerta segura…El año 1990…a las 2 de la madrugada (del 19
de setiembre), golpearon mi puerta, “tran”, yo pensé que estaba entrando mi
esposo; rompieron la puerta y entraron con una linterna…entonces entraron
inmediatamente a donde estaba mi hijo Julio César. Me levanté y agarré a uno,
me dio una bofetada, me caí al piso. Nuevamente me levanté y lo agarré, me
pateó en mi estómago, nuevamente me caí. Me levanté y me disparó con su
pistola, en ese instante me moví y la bala pasó por mi lado…y por encima de mí sacaron
a mi hijo…Julio César tenía 15 años. Lo sacaron a la calle y yo tiraba piedras,
gritándoles: “¿Para qué están llevándose a mi hijo?, también al otro se lo han
llevado, lo han hecho desaparecer” (es otro hijo). A Julio César se lo llevaron
hacia arriba, los militares me dispararon y me tiraron con piedras, me llegó
una a la mano. Me escondí gritando…lo han hecho desaparecer llevándoselo por el
reservorio…De ahí lo regresaron y, cerca de mi casa, le dispararon. Yo esperaba
en la avenida como tonta…Después de varios minutos el carro de militares se fue
hacia el cuartel. Ya en mi casa salí a mi puerta llorando, mi vecina salió a
orinar y cuando vio un bulto negro me dijo: “Vecina, vecina ¿qué es esto? Hay
un bulto negro tirado”. Yo pensé que tal vez era mi hijo, era alguien sentado
apoyado en la pared, le hablé, “César”, le dije. Entonces me hizo un gesto
alegre y se murió. Aún había estado vivo. Al él si lo enterré, pero hasta hoy
no se nada del mayor de mis hijos…Lloraba mirando la ropa de mis hijos. Recordaba
que en la chacra, Julio César no quería que yo trabaje, me decía: “Mamá,
siéntate al borde de la chacra y mírame, vamos a sembrar, no te voy a dejar”.
Lo extraño, lloro por mi hijo”.
(Tomado de ¿Hasta Cuando Tu
Silencio? Testimonios de Dolor y Coraje. Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados,
Detenidos y Desaparecidos del Perú)